Me encanta tu manera de mirar y me encanta el brillo de tus ojos, tan expresivos, tan capaces de hablar sin necesidad de palabras. Me encanta la felicidad que irradias cuando te ríes. Me encanta tu cabezonería, tu mal genio y tu carácter, todas estas cualidades me demuestran lo fuerte que eres y me recuerdan cómo lo fuiste desde el principio, cuando te formabas en mí. Me encanta cuando para dormirte das un millón de vueltas, abrazándote a mi, apoyando tu cabeza sobre mi pecho o cogiéndote de mi mano, hasta que, al fin, te quedas dormida. Eso me permite darte un trillón de besos y hacerte un millón de mimos y caricias mientras te digo lo mucho que te amo.
Me encantan tus pedorretas, cuando me las haces a mí y cuando se las haces a papá, te salen increiblemente bien, haces muchísimo ruido y tu que lo sabes, muy orgullosa, te ríes. Me encanta el sonido de tus piececitos al golpear el suelo cuando de noche te despiertas y vienes corriendo a buscarnos a nuestra cama. Me encanta como dices agua, nanone y nanana. Tres de tus primeras palabras. También me encanta como dices «vamo» y «vamono», así como con un toque andaluz que no sabemos de donde ha salido. Y me encanta que seas así de fiestera e inquieta y que te guste tanto como a mí estar por ahí, en esto has salido a mamá, callejera a más no poder. Me encanta cuando dices «ala», «ya tá» o «no hay má» a la vez que mueves las manos proporcionándole énfasis a esas expresiones. Me encanta como repites cada palabra que escuchas a tu manera, haciéndote entender pero con mucha gracia.
Me encanta tu locura a la hora de bailar, zarandeando las manos. y aplaudiendo a la vez y me encanta como bailas cualquier canción o sonido que llega a tus oidos, moviendo el culete y zapateando también. Y esa manera curiosa que tienes de mover la cabeza y las manos a modo de saludo o esa forma que tienes de correr más que de andar. Me encanta como imitas a mamá para lavarte los dientes o como repites cada cosa que hacemos casi sin darnos cuenta, como intentar abrir con la boca las cosas que con las manos no podemos. Me encantan esos dos segundos en los que me das la mano y caminamos cogidas.
Me encanta como derrochas simpatía y dices «holaaaaa» a todo el mundo, saludando con la mano y diciendo un largo «aaaaaa» al final. Como lo haces cuando estamos en un supermercado con cada persona que te cruzas, como lo haces cuando vamos al médico, cuando estamos en un restaurante cenando o cuando salimos de casa de los abuelos y ves la terraza del bar llena.
Me encanta el amor que sientes por todos tus tetes. Esa alegría con mezcla de locura cuando los ves o cuando pasas por algún sitio que te recuerda a ellos y a gritos los reclamas. Y como te acuerdas de ellos en cada momento del día.
Me encanta tu manera de querer a tus tíos y abuelos y esa forma de llamarlos «aluela» y «aluelo».
Me encanta como quieres hacerlo todo sola, demostrando independencia. Me encanta como cada vez que subimos al ascensor quieres tocar el botón del piso y luego de la alarma. Me encanta como lanzas besos y sobre todo, me encanta como nos los das. Me encanta el que nos das en la mejilla, en la boca o el de vaca y por supuesto, me encanta el de esquimal y creo que el que más es cuando sujetas con tus manitas para dármelo de la manera más suave, dulce y tierna.
Me encanta cómo hacemos «chin-chin» con la comida cuando comemos lo mismo. Me encanta como utilizas cualquier cosa de teléfono, te la pones en la oreja y dices «hola». Me encanta cuando por las mañanas, aún con pereza, te acurrucas con nosotros en la cama a mimosear. Me encanta como juegas a pillar y como nos provocas para que acabemos jugando a ello y que cuando lo hagamos rías sin poder parar al perseguirte.
Me encanta el sonido de tu risa, de tus carcajadas que me llenan de energía y felicidad y me encanta cuando finges una carcajada, demostrando la picardía que tienes. Me encanta cómo me recibes cuando vuelvo de trabajar. Me encanta cómo intentas escalarlo todo y aunque me vuelva loca, me encanta cuando lo consigues. Me encanta lo obstinada que eres y cómo repites algo hasta conseguirlo. Me encanta como quieres llevar el carro de la bebé tu sola, aunque a los dos minutos quieras que lo lleve mamá, o mami como me llamas a veces. Eso también me encanta.
Me encanta la primera frase que has dicho «ay que susto» seguida de una carcajada. Me encanta como nada más levantarte, vas directa a traernos un cuento y cómo cada vez que nos ponemos a jugar, eliges uno para ello. Me encantan esos rizos que se forman en las puntas de tu pelo. Me encanta cuando nos haces un mimo en la mejilla. Me encanta cuando me abrazas por la espalda cuando estoy distraída.
Me encanta cuando me dices con ilusión, brillo en los ojos y una sonrisa «¡te quiero!» porque se nota que lo sientes.
Me encantan tantas cosas de ti pequeña… Pero es que sobre todo, mi niña, me encantas TU.
Espero que te sientas tan querida como sentimos nosotros que te queremos.
Te ama incondicionalmente y para siempre,
Mamá